miércoles, 25 de mayo de 2011

Informe 4

Shakespeare en la selva

Aquella noche, de fiesta y cerveza, no serían los ancianos de la selva quienes darían testimonio acerca de sus historias, sino que esta vez la antropóloga Laura Bohannan protagonizaría el momento, a través de la representación de la obra de Shakespeare “Hamlet”. Historia que, según ella, era objeto de universalidad, pues existía un único argumento comprensible en la obra y este podía ser aplicado en diversos rincones del mundo. Tal reflexión dejaba de lado, por supuesto, cualquier otro signo de interpretación que no fuera el común “universal europeo”. Así lo afirmaba Bohannan cuando mencionaba que “La naturaleza humana es bastante similar en todo el mundo; al menos, la trama y los temas de las grandes tragedias resultarían siempre claros –en todas partes–, aunque acaso algunos detalles relacionados con costumbres determinadas tuvieran que ser explicados y las dificultades de traducción pudieran provocar algunos leves cambios”(1). Sumida por esta idea parte con la trágica historia de Hamlet, sin pasar inadvertidos por los ancianos oyentes, diversos factores de la obra que podrían llevar a otro final y a otra representación de la historia completamente distinta a la convencional.

La obra Hamlet se traza vívidamente alrededor de la locura (tanto real como fingida) y el transcurso del profundo dolor a la desmesurada ira. Además explora los temas de la traición, la venganza, el incesto y la corrupción moral”(2). Dentro de estos temas se centrará uno de los conflictos que envuelve la historia contada por la antropóloga en relación a la interpretación que le dan los ancianos de la selva. Temas que no sólo pueden responder a una actitud negativa del ser humano o que no sólo pueden ser explicados a partir de un concepto determinado, sino que pueden variar los caminos que den respuestas a los hechos.

En primer lugar, ocurre que no existe un contexto similar entre el mundo europeo y el mundo de las tribus de la selva. Esto se materializa en creencias y significados. Por ejemplo, los ancianos no creían en muertos vivientes, es decir, en fantasmas. Tampoco tenían conocimiento de algunos conceptos que podían ser clave en el modo de interpretar la obra Hamlet como el significado de “fantasma” (pues ellos no creían en muertos que vivientes). Para ellos, todo hecho maligno, tenía que ver únicamente con alguna brujería y no por causa de la acción pura del hombre. Este fue uno de los principales problemas a los que se vio enfrentada Bohannan. Pues sus auditores no lograban comprender en un sentido semántico lo que para ella era casi una obviedad y tal vez esta obviedad fue la que la llevó a fallar en este caso, ya que no tuvo en cuenta todas las aristas que podían influir en la representación de una obra.

Por otro lado, fue la interpretación de la obra lo que no encajó con los parámetros de la antropóloga, pues la teoría de esta suponía la universalidad de la historia de Hamlet y lo que terminó sucediendo fue que lo que ella encontraba algo inmoral era visto por los ancianos como algo bueno y bastante normal para sus perspectivas de vida. Lo que da a entender que en verdad no existen reales parámetros sobre lo que está correcto y lo que es incorrecto, lo que es sano o insano, tampoco existe certeza plena sobre el porqué de un hecho. Estas reacciones a flor de piel (de las distintas culturas) no resisten a una apreciación correcta de los hechos y su reubicación en una perspectiva ampliada” sino que se desenvuelven en relación a lo que el sujeto reconoce como verdad(3).

Sin duda y mediante el análisis de lo ocurrido en el caso de Bahannan un hecho en particular puede tener diversos caminos para llegar a ser resuelto. Los ancianos dieron respuestas y lógicas a lo sucedido en la historia de Hamlet influenciados por su modo de vida, a partir de lo que ellos reconocían como verdadero arrancando así por completo del concepto de realidad que intentaba traspasar la antropóloga a sus oyentes para así sostener su teoría de universalidad.

Por último algo bastante relevante y que fue en lo que Bohannan falló, es que las aristas más importantes en el hecho no se mantuvieron en cuenta. Estas hacen referencia al modo de vida del grupo que interpretará una historia o un hecho. Claramente la tribu que investigaba Laura poseía creencias muy distintas a las convencionales en el mundo moderno. Los hombres tenían varias esposas, si los jefes de hogar morían los hermanos varones de estos podían tomar a la esposa y al hijo como propios, para ellos la brujería era el origen de todo mal, los muertos muertos eran. Sin embargo, no por el hecho de que ellos tuviesen estas ideologías de vida significaba que sus lógicas y análisis en cuanto a la obra Hamlet fueran erróneas. Lo que ocurría en este caso era lo ya mencionado, es decir ellos interpretaron la obra de acuerdo a sus creencias. De esta forma le dieron otra dirección, otro significado, un vuelco que ni la antropóloga pudo cuestionar y de hecho afirmó varias de las hipótesis que sostuvieron los ancianos que oían la narración.

Finalmente, Bohannan tuvo que comprender que la verdadera interpretación de Hamlet o de cualquier otro fenómeno reside en el conjunto de creencias leyes y valores que posee un individuo dependiendo de las influencias culturales que se le otorgue a través de un grupo amplio de sujetos.
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1.- Boivin Mauricio, “Shakespeare en la selva” Laura Bohannan 2004. Constructores de la Otredad.
2.- http://es.wikipedia.org/wiki/Hamlet
3.- Tristes trópicos C. Lévi-Strauss Capítulo XXIX: “Hombres, mujeres, jefes. Capítulo XXXVIII: “Un vasito de ron. Constructores de otredad.

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